Sofisticados implantes médicos, interfaces cerebro-máquina cada vez más complejas, e insectos gobernados por control remoto. Son solo algunos de los fascinantes ejemplos de lo que se está consiguiendo en el campo de los cíborgs, el campo en el que se fusiona la biología con la robótica, lo vivo con lo artificial. Las combinaciones entre máquinas y organismos vivientes tienen sin duda un gran potencial positivo, pero tampoco puede negarse que vienen acompañadas por importantes dudas éticas.
Esa compleja situación que ya se atisba ha sido analizada a fondo en un informe elaborado por científicos del Instituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT) en Alemania, quienes también han debatido sobre los aspectos tecnológicos del fenómeno cíborg, así como las oportunidades que ofrece y los riesgos que entraña.
La evolución del ser humano está muy relacionada con su crecimiento intelectual y evolución tecnológica.
Los móviles están volviendo ágiles nuestros toscos pulgares y nuestra capacidad intelectual se ve prolongada y maximizada por el uso de dispositivos tecnológicos que vuelven trivial la memorización de datos.
Vistos en nuestra propia evolución ya somos ciborgs aunque en un corto perido de tiempo no lo parezca tanto. Si nuestros antecesores vieran en su presente nuestros esqueletos con todos los dientes implantados caderas artificiales y hasta prósis mecanizadas de extremidades ¿no nos considerarían de otra especie?.
La mejora de nuestras habilidades no debería parecernos un problema ético, si lo es por contra menguarlas. No parece dificil definir los margenes éticos de nuestra propia evolución una vez que depende mas de nosotr@s que de la propia naturaleza.
Reconocer la realidad aporta ventajas. Yo soy Ciborg
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