A cabo de leer un artículo sobre lo que sería el sujeto social de una posible revolución en Argentina «Clase y sujeto en la revolución argentina» del portal Dario Vive donde se conjugan las ideas de Gramsci con elementos propios de aquellas tierras, inmersas como todas en la vorágine de la globalización capitalista.
Ha querido la realidad que coincidiera esos días la huelga de los pequeños productores agrícolas por cuyas exportaciones de soja y girasol exige el gobierno impuestos del 45%. Una movilización en la que queda muy lejos aquello de «obreros y campesinos» y probablemente habría tenido poca atención de los grupos marxistas más clásicos por no corresponder al tradicional sujeto social, el proletariado.
Gramsci se percató hace muchos años de que algo estaba cambiando y no era suficiente hablar solo del proletariado; pero quizás cambio todo mucho mas de lo que pudo llegar a imaginar el mismo Gramsci.
Dice Federico Polleri que el proletariado por su mayor nivel de consumo y la perdida de derechos ha perdido su capacidad combativa. Quizás haya perdido algo mas que no dependa de su voluntad, sino de cambios estructurales en el mundo que han cambiado la estructura productiva del capitalismo.
Los trabajadores industriales antes realizaban procesos productivos completos dentro de una misma industria y aunque perteneciera a una multinacional podian utilizar su concentración como base organizativa para la huelga e incluso presionar desde fuera del sector con la solidaridad de trabajadores sometidos a condiciones de explotación parecidas y un mismo mercado de trabajo.
Ahora de la misma forma que fluye el capital de unos sectores a otros, a cualquier rincón del planeta, con la velocidad de la información digitalizada, no hay ni un solo proceso productivo que no se pueda fragmentar en multiples procesos de inferior envergadura en cualquier lugar del mundo. Se ha creado un sector tecnlógico que está especializando tanto las máquinas que cada vez es menos necesario un aprendizaje previo y donde habia campesinos analfabetos puede haber mañana una nave industrial desmontada hace solo una semana de Austria.
El mercado nacional de trabajo ha sido destruido por la inundación del mercado mundial y la movilidad productiva, y con el se ha roto la posibilidad de que cualquier sindicato, burocratizado o no, o de cualquier movimiento salvaje o espontáneo, de oponer cualquier clase de resistencia efectiva. Ahora son mas bien los gobiernos los que frenan la deslocalización para defender sus mercados de consumo, mantener la estabilidad política y la solvencia de las burguesías locales tradicionales.
Por esto unos trabajadores cada vez mas privados de sus conquistas sociales sometidos a la temporalidad y mermados sus derechos en el llamado estado del bienestar, parecen oponer poca resistencia, cuando no han olvidado ya qué es un sindicato combativo o la solidaridad de clase.
El capitalismo con su expansión, buscando incluso la propiedad intelectual de los niveles atómicos del genoma humano, no reproduce en ningún lugar ni el estado del bienestar ni legalidad para los sindicatos ni el consumo masivo, antes al contrario absorbe e incorpora a su cadena de explotación restos de sociedades feudales, esclavísmo, explotación infantil y cualquier otro fósil histórico que le sea útil para su acumulación de capital, hasta si es necesario a la burocracia cubana.
Tal como nos dijera Marx son los cambios económicos en las fuerzas productivas los que modelan las clases y por tanto también su posición con respecto a otras clases sociales. Si los maestros del marxismo otorgaron tal papel histórico al proletariado era por su posición potencia y posibilidades expuestas en “Burgueses y proletarios” en el manifiesto comunista y por los hechos mismos demostrado en la revolucion de 1848 y años venideros del siglo XIX.
Pero hoy seguir reproduciendo lo que se dijera entonces es una buena prueba de que para mucha gente, aguerrida defensora de los principios, el marxismo pasó de ser un método de análisis para transformar la realidad a una fe con dogmas y jerarquías.
Así como ha cambiado el proletariado y su posición en el conjunto de la sociedad han surgido nuevos explotados, asalariados de trabajos burocráticos, científicos, culturales, de servicios y consumo y ejecutivos de bajo nivel que constituyen una capa social muy importante en los paises imperialistas.
Otras clases ya existentes como el campesinado se han vuelto presos de su propiedad para obtener de su producción lo equivalente a un salario. Distribuidores y multinacionales fijan los precios y cuotas productivas haciendo de los ingresos por sus producción una forma nueva de salario de la que no pueden prescindir.
De esta forma la sociedad bajo la globalización capitalista se ha tornado muy compleja y cambiante. En ella podemos identificar viejos actores pero no identificar a un único protagonista para el cambio social.
Esta complejidad da pie, como hace Polleri, para rescatar “la idea gramsciana de dos sistemas de fuerzas, uno en el poder, dirigido por la burguesía, al que llamó bloque histórico y otro que debía formarse en torno de la clase obrera, lo que podríamos denominar bloque popular“. Pero en ningún lado podemos encontrar que la clase obrera sea un eje de referencia para otras clases sociales.
Encontramos nuevos movimientos sociales para los que el marxismo no estuvo preparado, como el movimiento ecologísta, o el mas viejo aún movimiento feminista. Fenomenos de activismo global como el ya disuelto Movimiento antiglobalización” o los movimientos contra la guerra de Irak. Estos no son alianzas entre clases sino movimientos que no tienen como referencia una u otra clase social pero si la actividad destructiva, explotadora, discriminadora de una forma u otra de la globalización capitalista.
Tenemos también movilizaciones obreras, sin la repercusión de antes; movilizaciones campesinas con métodos proletarios como los campesinos argentinos o los Bolivianos. Quien saque la conclusión que de los cambios sucedidos se deduce una derrota histórica es que no mira por su ventana.
De igual forma que se mueve el capital y se recompone la estructura de las clases sociales se está moviendo el elemento subjetivo, la la ideología de la sociedad. Los transmisores tradicionales de ideas e ideología, estado, educación, prensa, tienen que convivir con nuevos como internet aún no sometidos a una autoridad superior, provocando el mayor nivel cultural un intercambio que en algunos casos ha dado sorpresas.
De forma habitual la gran prensa estadounidense consulta qué se dice en la blogosfera antes de escribir, y ahi han nacido movimientos sociales como el actual en Colombia por la liberación de los secuestrados por las FARC.
De alguna forma los elementos materiales que generan las clases de explotados tendrán que encontrar un camino subjetivo para llevar el “ser” de explotados a la conciencia como tales necesaria para convertirse en sujeto del cambio social lo que llamaríamos con los clásicos el sujeto “para si”.
La iglesia anglosajona en los albores del siglo XIX contribuyó con su beneficencia social a el nacimiento de las primeras sociedades obreras y el movimiento obrero inglés. Buonarroti y los sansculots, los primeros utopistas, entraron en la lucha ideológica aportando nuevas perspectivas al naciente movimiento obrero, sin ellos no habríamos tenido internacionales obreras.
De la importancia de la ideología y la propaganda se percataron los totalitarismos y en Moscú y Berlín usaron la propaganda para conducir a grandes masas desorientadas. El capitalismo ha encontrado una utilidad práctica a la mercadotecnia, los estudios de mercado, para orientar el consumo hacia la producción mas ventajosa, para generar ideología del sistema.
En la reorganización de las estructura de la sociedad hay un gran ausente. Marxistas y anarquistas yacen en un dogmatismo ideológico estéril, dejando que tomen la delantera ideologías complacientes con el statu quo como el postmodernísmo.
Que haya debates sobre este tema es algo esperanzador, aunque lo sería mas si junto al debate hubiera experiencias nuevas y prácticas de otra forma de hacer política y de luchar también en el terreno de la ideología.
Le veo a este articulo los siguientes problemas no explicados en su redacción:
-Las clases parecen no existir y se propone un sujeto social de individualidades.
– Se da a la tecnología una potencialidad en proceso de globalización que está por encima de cualquier otro condicionante.
Se concede al proceso de globalización una autonomía fuera del alcance de decisiones políticas que no confirman las memdidas que la U.E está estudiando para limitar el flujo de capitales.
Se concede a internet un papel motor «agente», caso de la blogosfera que parece muy por encima de la realidad cuando estamos hablando de «sujetos sociales»
Aunque hay una referencia clásica al «sujeto para si» no se entiende de la redacción que relación tiene con lo que se resalta de la importancia de la ideología.
Saludos
GUS
La brevedad tiene esta clase de maldades. La peor de todas es que se quedan muchas cosas en el tintero.
No se si lo resolveré asi GUS, pero el siguiente post es para ampliar esos temas.
Gracias por las observaciones :))
Jivago