Transversalidad democracia e inteligencia colectiva

El 15M ha introducido en política el concepto de Transversalidad que ya manejábamos en las redes por ser parte de la lógica de su estructura.  No la extrajo de la lectura o de una moda extendida por otros sino de su propia génesis, en las redes, en la que no intervino ninguna organización política.

Organizaciones políticas que se pretenden nuevas han intentado adaptar esta lógica a la estructura jerárquica que tradicionalmente tienen estas resultando de esta mezcla un cuerpo cada vez mas estéril y homogéneo. La visión del «jefe» se reproduce a través de la estructura.
Sin embargo del 15M, que no quiso organizarse, salieron cientos de organizaciones creando una estructura social de grupos e iniciativas aparentemente disconexa pero extremadamente rica, lo que definieron en Autoconsulta como «mutaciones 15M«.

La dinámica del 15M llevaba a cubrir al 90% o mas del conjunto de la sociedad evitando la vía de los filtros ideológicos que reproduce clichés, recetas y las ordenes de los gurús ideológicos, evitando la simbiosis con la experiencia de la sociedad.

transversalidad
Remake del árbol del programa del 90% de C. Rossique

Muchos de los elementos integrantes de un programa de la inmensa mayoría de la sociedad ya están definidos en estos grupos de trabajo y/o organizaciones sociales.

Cuando los grupos políticos hablan de esta transversalidad no nos queda mas remedio que pensar que quizás apuesten por un cambio de gobierno, de régimen y hasta de sistema político si consiguen con el los votos que parecían anunciar el impacto que tuvo en la conciencia social el 15M, narrado por la prensa en numerosas ocasiones y con cuotas de impacto muy altas, superiores al 78%.

Pero también podemos pensar que se quiere el traje de la transversalidad solo para los votos y los escaños pero no para el programa que saldría de ella porque la mayoría de las propuestas surgidas de ellas han sido ignoradas o neutralizadas, como ocurre con la Renta Básica Universal o todo lo relacionado con la auditoría y no pago de la deuda.

Nos falta solo para terminar de definir el programa del 90% un gran acto de democracia en el que se reproduzca el trabajo que ya han hecho estos grupos en la escala de toda la sociedad y se active la inteligencia colectiva. Sin esa intervención son imposibles los necesarios vasos comunicantes, el acuerdo global presupuestario y el plan de acción para gobernar.

Los partidos políticos parecen orientarse a un acuerdo electoral para beneficiarse de las «malas artes» de la ley electoral, el programa que es lo que necesitamos como el aire para salir de la crisis queda de adorno, igual que sucedió con la confluencia.

Quizás no nos quede mas remedio que impulsarlo les guste o no a nuestros partidos.

Carlos Rossique, Compas de Autoconsulta y Jivago