Hace unos dias cuando me dieron en la estación de Atocha un panfleto de CC.OO llamando a la manifestación del sábado pasado lo guardé en el bolsillo sin leer pensando «ya nos llaman para justificar la firma de una reforma laboral».
Sabía por entonces que ya se había destapado la olla del pacto y tanto gobierno como sindicatos habían anticipado a la patronal su disposición a firmarles algo. Siento no se mas explícito, pero como es lo habitual ya deja uno los detalles para cuando hay que hablar en concreto y de eso se que ya hay mucho por ahi escrito, igual que sobre las cifras de asistentes también hay mucha letra.
Sabía también que muchos de los manifestantes venían en AVE. Muchos de mis compañeros tuvieron que trabajar ese día para los trenes de lujo especiales que ese día circularon. No sabía, pero sospechaba que entraba el bocadillo… y finalmente si, había bocadillo.
Algún medio de comunicación afín a Esperanza Aguirre se puso a comparar con tiempos con tiempos pasados cuando también de esa guisa se llevaba la Plaza de Oriente para enfervecerse con loas al dictador. Quien lo decía sabía de eso, los suyos lo practicaban y como cada vez hay mas gente opuesta a la aristocracia sindical quisieron sacar partido llevándose la crítica a los sindicatos a la derecha.
Si contamos los delegados de comités de empresa a los sindicatos les sobra público para obtener las cifras de asistencia que tuvieron, pero claro con el coste añadido de que no están todos en Madrid. Se gastaron una buena cantidad de dinero en traerles, eso si, sin caravana. Pero ¿porqué hicieron eso?, si en Madrid hay mas trabajadores que la suma de todos los delegados de todas las centrales sindicales. Aqui entramos al trapo de lo que tenemos y llaman sindicatos….
Probablemente los mismos sindicatos pensaron que no iban a convencer a muchos trabajadores sin horas sindicales de que había que ir.
Quienes mas estamos sufriendo la crisis somos los que vivimos del salario de nuestro trabajo. Estos años de tras los convocantes a esa manifestación han ido firmando diferentes reformas laborales gracias a las cuales se ha precarizado tanto el mercado de trabajo que los que tienen contrato temporal se quedan en la calle sin mas y los que tienen contrato fijos pasan a procedimiento por la vía express por la cual si se paga lo que corresponde se convierte en legal. No sorprende que la intención de la patronal sea rebajar las indemnizaciones por despido así seguirán haciendo lo que hacen ahora pero mas barato, solo les queda precarizar los contratos fijos para que seamos tod@s precari@s.
Podría ser esta una apreciación injusta, subjetiva de por momentos específicos en los que «no les quedó mas remedio que retroceder»… Pero el día a día no aporta impresiones diferentes.
Tenemos un mercado laboral dualizado en el que por trabajos iguales se paga diferente dependiendo de si eres español o emigrante, fijo o temporal. Si los pactos hubieran sido un retroceso calculado en un mal momento les quedaba a los sindicatos la posibilidad de defenderse en las empresas, pero estos han extendido la división entrando a negociaciones especiales para colectivos privilegiados dejando en la estacada a quienes no tenían la fuerza de los pilotos o los maquinistas.
Los intentos de romper este penoso marco sindical se han tornado en un oposición absoluta al surgimiento de cualquier iniciativa que no se haya cocido en sus despachos hasta el punto de colaborar con la patronal en la represión si era necesario.
Los sindicatos han permitido que se rompa el compañerismo en el trabajo dejando que entre la competencia a traves de los contratos de trabajo e incluso sindicalizando de forma diferente a trabajadores que están en una misma unidad productiva.Han impedido que surja cualquier iniciativa que no se haya cocido en sus despachos hasta el punto de colaborar con la patronal en la represión si era necesario.
La conclusión que ha entrado por la fuerza de los hechos en la cabeza de todos los trabajadores es que no hay que luchar conjuntamente por los derechos colectivos, sino cada cual por los suyos. Así dejaron en la estacada los trabajadores de General Motors de Zaragoza a sus compañeros de General Motors de Alemania cuando se supo que General Motors no cedía sus fábricas a Magna.
El debilitamiento de los trabajadores por los continuos recortes de garantias sociales debería haber llevado al debilitamiento de los sindicatos, pero las bajas afiliaciones se han compensado ampliamente con subvenciones del estado, apoyo de las instituciones del estado y derechos sindicales (liberados) en muchos casos incluso por encima de la ley y hasta enchufes en contrataciones.
Esta connivencia sindical ha llevado a que los sindicatos sean vistos por los trabajadores como implicados en sus desgracias, nuevos aristócratas y de esto quiere sacar tajada la derecha.
Los burócratas de los sindicatos comprenden que la derecha quiere abaratar tanto que han visto la oportunidad de rebajar no solo salarios sino costes sindicales y como no pueden confiar en los maltrechos trabajadores han tirado de la billetera, esa que viene desde nuestros bolsillos a los suyos pasando por las arcas del estado.
Una manifestación es lo que nos prohibió la Delegación del Gobierno el día 4 de diciembre a quienes nos queríamos manifestar contra la Ley de Economía Sostenible y la ministra Sinde. Una manifestación es lo que hay alrededor del la cumbre del clima en Copenhague. Una manifestación es un acto de protesta y reivindicación.
El sábado no hubo manifestación, no es ninguna exageración decir que el sábado pasado no hubo una manifestación, sino una marcha subvencionada.
Qué duda hay de que tenemos que defendernos de las intenciones de la patronal de rebajar los costes sociales y salariales. Comprendemos que ya se les fue el dinero facil del ladrillo, la especulación, la subvención… y que innovar cuesta esfuerzos y pagar a esos intelectuales con dos carreras que trabajan de barrenderos. No es su estilo. Es mas facil rebajar costes que así también se mejora algo el margen de beneficios.
Pero tampoco puede quedarnos la mas mínima duda de que con estos sindicatos, los que hay poco vamos a hacer mas que ver como nos firman nuevos sacrificios para nosotr@s l@s de siempre claro, ellos no que ya han demostrado que tienen «fuerza social».
No podemos perder la esperanza, estamos viv@s como se ha visto y se ve en la lucha contra el recorte de nuestros derechos en Internet. Hoy hay otros mecanismos para conseguir la unidad y la solidaridad que se se han cargado quienes debían defenderlos.