Ese «¡callate!» del Rey Juan Carlos Iº ha dado la vuelta al mundo. Rara vez se podrá recordar a un jefe de estado en un nivel tal de alteración, ningún asesor de imagen habría aconsejado jamas una intervención como esa y menos una salida, a reglón seguido, en un evento en el que su presencia era realmente significativa.
Todo suele estar negociado antes y las firmas de acuerdos son siempre protocolarias de lo que han acordado previamente los grupos de asesores. Cuando falla el protocolo termina siempre por salir lo que de verdad hay en el fondo.
Es verdad que no existía nivel jerárquico diferente para que nadie pudiera mandar callar a nadie, es verdad que Aznar es un derechista agresivo que por sus ideas no anda muy lejos del fascismo y probablemente sea verdad que colaboró en la intentona golpista de Venezuela, pero esto se puede decir o tener en cuenta de muy diferentes formas y sin duda Aznar no tenía en esa conferencia relevancia alguna para que se le sacara a relucir.
El presidente Venezolano Chavez no suele seguir nunca ninguna regla de protocolo y siempre hace aquello que se le ocurre en el momento, es sin duda el peor ejemplo de «tacto» que pueda existir y acostumbrado a que la verdad sea lo que gire al entorno de su palabra, como hace cualquier populista, sus palabras y actitud no pueden sorprendernos.
El rey sin embargo permanece siempre protegido por el protocolo, por la prensa, por los partidos monarquicos o filomonarquicos, por la ley que penaliza cualquier acción que enturbie su imagen como hemos visto recientemente, por los sucesivos gobiernos, por la constitución.. de forma que aparenta estar por encima del juego de partidos, por encima de las luchas de poder, de las luchas económicas. Se le puede investir de la imagen de personaje bueno que tenía el mismo Zar durante la revolución de 1905 en Rusia.
Pero el rey es mucho mas que su imagen y el conjunto de normas e instituciones que lo protegen. Es el representante máximo de muchas corporaciones económicas a traves de las instituciones del estado, es en muchos casos participe y accionista destacado en muchas de ellas; tiene lazos familiares y de amistad personal con altos cargos de estas.
El rey como heredero de la monarquía colonial mantiene con américa latina una continuidad heredada del pasado de estas que no llega a ser como la Commonwealth pero que le asegura presidir o copresidir eventos en américa latina en los que muchas multinacionales norteamericanas quisieran tener representantes propios.
Las palabras del rey, que no habian pasado por el equipo asesor gracias a las «vitudes» de Chavez, si denotan jerarquia y una posición que si se siente superior desde el trono aunque formalmente no lo sea.
Visto esto la actitud de Zapatero fue coherente con la posición política del PSOE en donde se identifican «intereses nacionales» con el «estado nacional» y donde se pierden las diferencias ideológicas en virtud del «hecho nacional español». Un patriotismo muy comun en estos dias que sistemáticamente tapa las diferencias sociales, la extracción de beneficios de los grandes grupos financieros y la explotación de la fuerza de trabajo «nacional» o emigrante para la que no existen fronteras o idiomas. Sirve también para organizar eventos multinacionales sobre las desigualdades sociales protagonizados por los mismos que las llevan a cabo o hacen las leyes que las legalizan.
¿Habia necesariamente que defender a Aznar?. Por muy inorportuno que fuera Chavez no creo que fuera necesario defenderlo y menos con el argumento de que «fue electo» porque ese argumento cambia cada vez que las elecciones le retiran el cargo a alguien.
Ya me dolio que Aznar firmara la guerra del golfo en mi nombre, también me duele que le defiendan de nuevo en mi nombre.