Políticas del 99% – Buscar la Política del Bien Común

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El artículo que motiva la reflexión que sigue es de Miguel Romero Redactor de Viento Sur «Políticas del 99%»

» Desde su nacimiento, hace ya casi dos años, el movimiento Occupy Wall Street se identificó con un lema, “1% vs. 99%”, que fue acogido como propio..»

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«Por tanto, ganar en sentido social es la condición de cualquier otra victoria. Y para ello haría falta una mayoría social suficientemente organizada, articulada entre componentes que serán muy diversos, solidaria entre sus diversas demandas y capaz de asumir la calidad de soberanía popular frente a los obstáculos legales y materiales que se interpongan en su camino. No será el 99%, ni el 80%, ni el 70%… esas dimensiones sólo pueden entenderse como un objetivo a largo plazo; durante un largo período habrá una dura lucha por la hegemonía, también entre “los de abajo”.

«Sin pretender entrar en batallas de nombres, no me convencen las expresiones “bloque sociopolítico” o “bloque histórico”, pertinentes en sentido estratégico, para describir los objetivos que están a nuestro alcance a corto y medio plazo. Me parece más razonable pensar en algo parecido a lo que sería una articulación permanente de las mareas y plataformas existentes, con formas de coordinación y representación flexibles y mecanismos de toma de decisión ágiles y democráticos, en la que se puedan incluir “aliados frágiles”, como podrían ser algunos sindicatos, y sobre todo, se incluyan las expresiones en las nacionalidades de las lucha y movimientos sociales.»  (…)

 

jivago‘s insight:

Siguiendo el razonamiento lógico me detengo en la selección anterior que contiene a mi entender algunos de los problemas que dificultan ponernos de acuerdo.

El pirmero y quizas mas importante es que sigamos usando el termino clase para referirnos a la mayoría de la sociedad compuesta por numerosos fragmentos sociales a los que dificilmente podríamos llamar en su conjunto clase social ya que esta se caracteriza por compartir una característica común que los vincula social o económicamente y los identifica como tal clase.

La segunda cuestión es la idea de «lucha por la hegemonía» que bien podemos llamar en los términos del sistema «competencia» o en el vocabulario leninista «lucha por la dirección». Algo a lo que están jugando todas las apuestas políticas en curso por representar a ese 99%.

La competencia es una ideología generada por el propio sistema para insertarnos individualmente en el como piezas que nunca conocen el conjunto del engranaje. Hacemos nuestra función y en los ratos libres nos peleamos con las otras piezas para ocupar un lugar en el sistema.

¿No sería mas lógico hablar de acuerdo social?. La diferencia entre uno y otro es considerable y lleva a métodos totalmente distintos.

En el acuerdo hay comunicación, compartición de ciertos elementos y trabajo colaborativo por acercar mejorar o descubriri las diferencias en el fondo de los desacuerdos. El acuerdo contempla la diversidad y su formalización supone un reconocimiento de esta sin renunciar a objetivos comunes.

La hegemonía implica asumir una dirección de forma que se ignore a quien se vea sometido por ser minoritario o haber sufrido una derrota de sus proposiciones. La hegemonía conlleva, ignorancia del resto, ausencia de crítica y/o mejora y empobrecimiento del pensamiento.

Lo mas grave de esta concepción de hegemonía es que nos lleva a usar métodos no democráticos ya que en la lucha los métodos son secundarios frente al objetivo. Igualmente resulta ser una gran contradicción usar el termino de «clase» para el 99% y usar métodos de lucha internos como si se tratara de «el enemigo», el 1%.

La lucha por la hegemonía empobrece la solución y dificulta la inteligencia colectiva, la única forma de que el 99%, sin ser clase social, pueda conformar un pensamiento plural y colectivo propio.

El modelo de representación y nuestras responsabilidades es otra de las cuestiones candentes muy visibles en las movilizaciones «no nos representan» y en acciones ya históricas como «no les votes».

Está cuestionado el sistema de representación política porque permite a quienes estan en el actuar ignorando nuestra voluntad e incluso contra ella. Es por ello que no podemos dar valor representativo a los acuerdos entre superestructuras como sería un acuerdo de «mareas» pues en las reuniones hay personas que pretenecen a estos movimientos pero como dicen «a titulo personal» pues no hay una mecanismo social acordado con el que todo el cuerpo social pueda intervenir.

La mayoría de las organizaciones sociales carecen de democracia interna cuando no están además totalmente burocratizadas y/o corruptas como es el caso de los sindicatos mayoritarios.

El acuerdo social necesario es por tanto un acuerdo que incluye como funcionamos democráticamente entre nosotr@s mismos e internamente las organizaciones. Un acuerdo social tal solo sería posible lograrlo en el marco de un Proceso Constituyente.

Aún si consiguieramos iniciar tal Proceso Constituyente no podríamos soslayarnos a establecer acuerdos mínimos de acción inmediata reclamados por la gravedad de la situación que vivimos, entre esos acuerdos, porqué no, uno electoral, pero no el único porque sabemos bien que lo institucional está manejado, incluye muchos riesgos y no es nuestro terreno de juego.

Nos guste o no todo nos lleva al terreno de la política, en ella es posible este tipo de acuerdos mínimos, en ella es posible ponerse de acuerdo un numero suficiente de grupos y movimientos sociales para lanzar un Proceso Constituyente.

Debemos tener unos mínimos políticos que nos permitan entendernos y fijar unas mínimas reglas de juego, dejar la política de partido «parte», la política de «clase», la política de la «representación», la política de las superestructuras, la política de la competencia, de la supremacía y la exclusión para centrarnos en la Política del Bien Común

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