Es hora de crear nuevas organizaciones políticas

Entramos en campaña electoral, la ciudadanía no ha conseguido que las organizaciones políticas se avengan a colaborar en un proceso de confluencia política a pesar de que en la experiencia de las recientes elecciones municipales las candidaturas de unidad popular obtuvieron mejores resultados que las organizaciones políticas individuales. Nos enfrentamos a un panorama poco prometedor desde las instituciones que pueden conformarse, como hace cuatro años, con una mayoría contraria a las aspiraciones de la sociedad.

Desde entonces han sido muchos los intentos para conseguir acuerdos políticos que incluyan la voz de la sociedad que no quiere se tomen decisiones sin ella o que quiere incluso intervenir directamente en el proceso de decisión política, mas allá de las convocatorias electorales en las que solo puede emitir un voto.

En la primera etapa de reactivación social que ha traído el 15M vivimos un baño de movilizaciones que hacía muchos no se veía. La política de recortes del, PSOE primero y del PP después, contribuyó a que saliéramos a la calle millones de personas con movilizaciones constantes que exigían otra política. La respuesta del poder establecido ha sido endurecer su sordera, la represión, el recorte de libertades y acelerar el proceso de saqueo social y corrupción.

El 15M ha traído a la sociedad una revitalización de la vida política, como si hubiera despertado a para iniciar su edad adulta, alterando y amenazando la estabilidad del bipartidismo. Las marchas de la dignidad consiguieron un máximo de movilización simultánea que demostraba cuan fuerte era la exigencia de cambio político, de las políticas, los actores y las propias organizaciones.

Tras el franquismo y los Pactos de la Moncloa hemos tenido muchos años de estabilidad del sistema, hemos dejado que se desarrollaran en silencio, pasivamente, las bases de la corrupción, del desmantelamiento de lo común y la emergencia social. En un sentido histórico la sociedad está mas despierta, es mas consciente del origen de los problemas y exige por ello protagonismo político, condiciones ideales que pueden llevar al empoderamiento ciudadano.

Hemos vivido en este proceso de cambio las primeras experiencias que manifiestan el surgimiento de inteligencia colectiva fruto de las recientes experiencias que comparte la sociedad, desde el mensaje 15M que algunos medios han llegado a evaluar impregna al 80% de la sociedad, hasta la implantación de soluciones políticas inexistentes hace cinco años: primarias, principios éticos, democracia participativa, candidaturas ciudadanas, confluencia, etc.

Parece lógico que la irrupción de la sociedad deba modificar la práctica política, las soluciones del pasado en las que una élite decidía por todas no solo son rechazadas sino que ellas si mismas son inútiles para el proceso de empoderamiento y creación de inteligencia colectiva.

Se ha reprochado en algunas ocasiones al 15M su rechazo a la participación política, a su organización como sujeto mas allá del movimiento social que todas reconocemos. La inexistencia de un vehículo propio de cambio ha facilitado la aparición del oportunismo político, una «ventana de oportunidad», en la que aprovechar el evidente cambio de la estructura política de la sociedad.

Estamos comprobando hoy, con dureza, como no era suficiente solo con el deseo, que la ventana de oportunidad lo es solo para quien se organiza. Así hemos sufrido muchas la desilusión de Podemos que impuso al movimiento social las estructuras verticales y procedimientos antidemocráticos característicos de todas las organizaciones políticas, hasta expulsar por completo a la capa social que exige el cambio y recuperar las prácticas políticas que se denunciaban.

Los deseos recogidos en el llamamiento a la confluencia de Ahora En Común han sufrido el mismo calvario. Lleno de buenas intenciones para la confluencia, se topó a los pocos días de nacer con las mismas prácticas de vieja política, secuestro del incipiente movimiento de nodos territoriales para forzarlo a un acuerdo de conveniencia con Podemos, y al final de sus extenuadas fuerzas tomado al asalto por PCE/IU. Los partidos han usado su organización para adueñarse de un proyecto que nunca ha sido suyo, que atraía como si proveyera de una poderosa «fuente de votos».  Lo han tomado para usarlo a su conveniencia y no como respuesta al reclamo de la ciudadanía.

No quedan mas atajos, nadie hará por la ciudadanía lo que esta misma debe hacer por si misma. Ha llegado el momento de construir organizaciones sobre nuevas bases, con garantías, pluralidad y transparencia, colaborando por el bien común, basadas en la participación democrática de la ciudadanía.

Tenemos muchos de los elementos, la experiencia de estos años, todos los intentos hechos, fracasos anteriores y otras experiencias internacionales, nos aportan claves para la construcción de nuestro propio vehículo que no puede ser de ninguna forma parecido a nada de lo conocido hasta ahora.

Ha llegado la hora y es posible hacerlo