1. Introducción general
La INTELIGENCIA COLECTIVA es una forma de inteligencia que surge de la colaboración y concurso de muchos individuos. Aparece en una amplia variedad de formas que toman decisiones por consenso(1) que va desde los seres más simples como las bacterias, a los animales, seres humanos y, también ordenadores.
El estudio de la INTELIGENCIA COLECTIVA puede ser considerado como un sub-campo tanto de la de la Sociología, como de las ciencias de la computación y de aquellas materias que estudian el comportamiento colectivo desde el nivel de quarks hasta el nivel de las bacterias, plantas, animales y sociedades humanas, es decir ciencias conectivas y sistémicas.
Este planteamiento holístico, relacional y holárquico (es decir una escala de holones o totalidades/partes) es wilberiano (2). Tal definición surge de los trabajos de Peter Russell (1983) (3), Tom Atlee (1993) (4), Pierre Levy (1994) (5), Howard Bloom (1995) (6), Francis Heylighen (1995) (7), Douglas Engelbart (8), Cliff Joslyn (9), Ron Dembo(10), Gottfried Mayer-Kress (11) (2003) y otros teóricos.
La INTELIGENCIA COLECTIVA es mencionada como inteligencia simbiótica por Norman Lloyd Johnson. Mientras que Tom Atlee prefiere denominarla INTELIGENCIA COLECTIVA, fundamentalmente en seres humanos, y trabaja activamente sobre lo que Howard Bloom llamó «el CI grupal». Atlee percibe que la INTELIGENCIA COLECTIVA puede ser fomentada «para superar el “pensamiento de grupo” y los sesgos cognitivos individuales para permitir a un colectivo “cooperar en un proceso mientras alcanza un rendimiento intelectual mejorado».
George Pór definió el fenómeno de la INTELIGENCIA COLECTIVA como «la capacidad de las comunidades humanes de evolucionar hacia un orden de una complejidad y armonía mayor, por medio de mecanismos de innovación como los de diferenciación e integración, competencia y colaboración. Tom Atlee y George Pór sostienen que «la INTELIGENCIA COLECTIVA también se involucra en alcanzar un foco de atención único y un estándar de métrica que provee un umbral apropiado de acción». Su aproximación surge en la metáfora de la comunidad científica.
Howard Bloom rastrea la evolución de la INTELIGENCIA COLECTIVA desde los días de nuestros ancestros bacterianos, hace 3,5 mil millones de años, y su propósito es demostrar cómo una inteligencia multi-específica ha funcionado desde el comienzo de la vida.
Por otra parte, Tom Atlee y George Pór afirman que, aunque la teoría de grupo y la inteligencia artificial tienen algo que ofrecer, el campo de la INTELIGENCIA COLECTIVA debe ser visto como primordialmente como empresa humana. Según este punto de vista, la maximización de la INTELIGENCIA COLECTIVA depende de la habilidad de una organización para aceptar y desarrollar lo que llaman la «sugerencia dorada,» que es cualquier contribución potencialmente útil de cualquier miembro.
A menudo, el pensamiento de grupo obstaculiza a la INTELIGENCIA COLECTIVA al limitar las contribuciones a una selección de pocos individuos o al filtrar sugerencias potenciales sin desarrollarlas completamente.
La actitud colaborativa es esencial y la valoración de las capacidades de cada persona un elemento integrador que supera la visión grupal para conseguir la integración del individuo como elemento constructor responsable de si mismo ante la comunidad.y para ella.
Apasionante. Estoy convencido que en un futuro se desarrollarán toda una nueva rama de disciplinas en torno a la cooperación, el consenso y la inteligencia colectiva y se acabará enseñando en las escuelas.
Tendremos que aprender a usar la inteligencia colectiva.
Cambiará el aprendizaje, cambiarán las organizaciones, cambiará el uso y las aplicaciones y conoceremos los sentimientos colectivos y sus terapias cuando las necesitemos.