Cuando miramos al futuro y tomamos en cuenta lo que ya sabemos, que no podemos seguir viviendo como si la riqueza natural fuera infinita nos entra el temor del regreso al pasado, a una sociedad si mas sostenible, pero también plagada de insuficiencias que incluyen la pobreza y las enfermedades. Partimos sin embargo de una mejor situación, hemos aprendido mucho y no tenemos que desandar algunos de los pasos ya dados sino aplicar lo aprendido.
Con motivo de la cumbre del clima de Paris, COP21, se han visto en esta ciudad algunos experimentos de sostenibilidad como el super sin envases que permitía comprar productos ecológicos a granel llevando los clientes los envases. El experimento es temporal, pero el tiempo suficiente para extrapolar la experiencia a una situación de estabilidad en la que cambiarían algunas cosas sin mas remedio y otras que cambiaríamos expresamente «por las características del negocio».
Estos establecimientos deberían extenderse por toda nuestra geografía para dejar de ser una excepción y conseguir lo que se busca: basura cero y mejor calidad y salubridad de los alimentos favoreciendo las economías locales, la producción ecológica de estos, la reducción del transporte, envasado y adición de químicos.
Las tiendas tomadas aisladamente y en cada lugar si que reproducirían la imagen del regreso atrás, por la especialización económica actual faltaría de todo y numerosas tareas se volverían irrealizables por muy diferentes razones, por ejemplo disponer de cajas cuando en las proximidades no hay bosques que nos den la madera necesaria. Sin embargo una iniciativa así toma todo su sentido cuando tiene carácter mas global y se trata de una red de comercios interconectada que aprende y se complementa.
Lo que la haría funcionar sería el acceso a un voluminoso conocimiento y la experiencia viva del día a día de quienes gestionen las tiendas y sus clientes usando las redes de datos. Veamos como.
La dinamización local
En el lugar donde empieza la tienda podemos incorporar a ella lo que se produzca localmente con acuerdos con los productores por el que garantizamos un precio similar al que sus productos tienen en las redes comerciales tradicionales. La demanda no satisfecha se incorpora como tal en la aplicación informática que usamos para cobrar a cada cliente convirtiéndose en tarea de la tienda que no oculta su carencia sino que la difunde para encontrar proveedor. Localmente, por si algún cliente o productor no contactado dispone de ella llegar a un acuerdo, o incluso que algún vecino se anime el mismo a producirlo.
La tienda local juega así un papel de dinamizador de la economía local que obtiene por su trabajo unos precios de los que se beneficiaban solo los intermediarios, genera una demanda local de producciones, antes exteriores pero posibles en la zona, que obteniéndose al mismo precio aportan mayor calidad y frescura eliminando los químicos y envasados que se usarían para largos periodos de almacenaje y transporte. Genera otro factor antes inexistente, la integración social alrededor del sistema de distribución haciendo que se perciba directamente el beneficio del trabajo de los vecinos. Informar a la tienda de lo que no tienen y queremos conseguir será algo interesante y no una pesadez ya que por esta vía a precios similares conseguimos productos de mayor calidad y colaboramos en la mejora de la economía local de la que los propios clientes se van a beneficiar.
La distribución del conocimiento y la experiencia
La tarea tan común de cobrar en caja nos aporta una fuente de información muy importante. Las grandes superficies ya la están usando con bonos y promociones que les ayudan a conseguir información muy importante sobre los hábitos de consumo que les permite jugar con proveedores, precios, suministros y campañas comerciales que benefician al distribuidor y engañan a los clientes haciéndoles compradores de mala calidad, de productos innecesarios, haciéndoles cautivos de las grandes superficies.
La base de datos incorporará la distribución diaria al menudeo que agrupada por temporadas y productos permitirá a los productores planificar la producción sabiendo que no la tendrá que tirar o se quedará sin recoger como pasa hoy en nuestros campos. Esta información estratégica se convertirá en pública, accesible para cualquiera, aunque en un mayor grado para los productores, comprometidos ahora con la distribución y la satisfacción de los clientes, que podrán conocer directamente sus valoraciones y un potencial mercado antes inaccesible ya que la red comercial sostenible no limitará la información por zonas geográficas.
Pudiera parecer que esta información global vaya a cuestionar los beneficios de las economías locales amenazando las producciones cercanas con precios mas bajos de otras zonas. Esto no va a suceder porque la lejanía obliga a introducir en la producción elementos rechazables: envasados e incorporación de químicos que las tiendas y los clientes van a rechazar en la medida que esto sea posible ya que no se podrán ocultar, serán visibles junto a toda la información pública.
La información global nos permitirá abastecernos de aquello que por razones climáticas no se pueda conseguir en nuestra zona o en caso de desastres naturales escasee, obteniéndolo en las mismas tiendas que harán de conductores de las necesidades humanas dentro de los límites que permitan unos costes finales aceptables y productos de calidad. No son las tiendas las que deciden que productos tienen, sino la demanda de los clientes ya que su beneficio no está en la intermediación sino en la satisfacción de los clientes.
Las tiendas comparten su experiencia con las otras tiendas de la red colaborando en la resolución de multiples problemas que todas deben resolver especialmente en el tiempo de transito, como los dispensadores de productos a granel que vemos en las fotos de la tienda de París. También comparten los clientes que acceden siempre a lo que necesitan a través de la tienda mas cercana sin tener que desplazarse e incluso haciendo sus pedidos por internet que podrán recoger en la tienda mas cercana.