Algunas veces se escribe sobre temas importantes, tanto que no es habitual leer sobre ellos, lo cual en estos tiempos desabridos y descafeinados no es ninguna ventaja.
Hoy me llamó la atención el artículo La izquierda revolucionaria y el Estado de Izquierda Anticapitalista. Fui corriendo a leerlo, y recomiendo leerlo.
Pero lo que encontré fue una descripción liviana sobre distintas visiones del tema y ningún compromiso con ninguna de ellas, lo cual me dejó aterradoramente sorprendido.
Me gustó durante la campaña electoral de las europeas que I. Anticapitalista se postulara como una alternativa en la que caben distintas visiones antisistema; pero lo de este artículo es otra cosa, porque de todas esas visiones del estado no se elige ninguna, no se propone una propia, diferente u original, y tampoco se expone un compromiso de las diferentes visiones que hay en I. Anticapitalista.
Y esto es muy preocupante. Sin una base definitoria de nuestra actitud frente al estado no es posible formular ninguna clase de propuesta política, ni con respecto al estado actual capitalista, ni con respecto a una sociedad libre de exlotación y discriminación, llamemosle socialista, libertaria o otra.
No hay proyecto político sin optar con respecto a la cuestión del estado.
Por ejemplo, la sanidad, está siendo privatizada, y quien lo está haciendo es el estado, estado español y las instituciones autonómicas que también son parte del estado.
No es posible decir solo «no a la privatización» porque ya se lleva corrido un trecho y por tanto debemos decir que camino queremos seguir:
- Si queremos volver a la antigua Seguridad Social, estatal, centralizada.
- Si queremos una sanidad autonómica pero sin gestión privada o con ella.
- O si lo que queremos es una sanidad pública gestionada conjuntamente por los trabajadores y los ciudadanos sin ingerencia del estado.
Yo me inclino por esta última porque volvería a nuestras manos el control de esos recursos destinados a la salud y que pagamos nosotros mismos, y sobre todo podre podríamos negociar con los trabajadores de la salud su uso mas eficiente excluyendo a los políticos de turno que solo priensan en contratos, comisiones, beneficios bajo cuerda para tal o cual institucion privada, o simplemente robarnos lo que se nos descuenta en nómica cada mes para pasarlo a manos privadas.
Optando por esta definición estoy optando por un estado «decreciente» en poder e influencia, por una organización de la sociedad con poder de decisión real, por una reducción considerable de la burocracia y por una mejor sanidad pública.
Optar nos permite decidir los detalles de la política diaria y avanzar en los problemas inmediatos dejando claros cuales son nuestros objetivos estratégicos, sin vanguardismos ciegos, sin seguidismo borreguil y con elección consciente y pública del camino a seguir.
Optar no significa una merma de la pluralidad de una organización, sino el reconocimiento democrático de qué ideas progresan con mas fuerza y cuales no.
Elegir publicamente cual es nuestro camino nos permite abrir un debate social muy amplio sobre esto de forma que las elecciones internas y el peso de la opinión entre los sectores antisistema de la sociedad tengan vínculos reales y no solo organizativos.
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