El Proceso Constituyente es, en primer lugar, creación de poder popular, así lo definimos en diciembre los asistentes al Puente Constituyente. Este documento es la declaración política que se redactó en aquellas jornadas de diciembre, a las que asistieron personas de diversos lugares y organizaciones.
Desde AV25s queremos contribuir, como un grupo más a impulsar el poder popular que es necesario para lograr la puesta en marcha de un Proceso Constituyente exitoso, generado desde el pueblo y cuyo objetivo final debe ser una nueva Carta Magna que proteja los derechos de los ciudadanos, devuelva a estos el control sobre las instituciones y aleje del mismo a las oligarquías económicas.
En esta primera etapa debemos dar prioridad al empoderamiento de la ciudadanía. Las manifestaciones se centran en exigir a quienes ahora ostentan el poder, que realicen los cambios legislativos que consideramos justos. Sin embargo olvidamos que nosotros como ciudadanos podemos hacer muchas cosas de las que exigimos, haciendo uso de nuestro poder: podemos y debemos negarnos a obedecer las leyes que son injustas e incompatibles con nuestros valores, mediante el ejercicio del derecho a la objeción de conciencia y la desobediencia civil.
Cada vez que un médico atiende a un inmigrante sin tarjeta sanitaria, o a un joven mayor de 26 años que la ha perdido, está haciendo que se cumpla el derecho a una sanidad universal recogido en nuestra constitución.
Cuando un cerrajero o un bombero se niegan a forzar una puerta en un desahucio, están haciendo que se cumpla el derecho a una vivienda digna, que también recoge la actual constitución.
Si coordinamos todas estas acciones que está en la mano de cualquiera de nosotros, según su ámbito de vida y profesional llevar a cabo, estaremos generando poder ciudadano y haciendo efectivos los derechos que reclamamos. Además estaremos, como ciudadanos, adquiriendo experiencia en el ejercicio del gobierno. Solo así podremos. en su momento, legislar puesto que ya contaremos con los conocimientos que precisamos para hacerlo. Progresivamente asumiremos el papel de decisión que los políticos nos han robado blindando su posición institucional contra nuestro acceso a los mecanismos de poder y legislación.
Solo generando el grado suficiente de poder popular por esta vía, alcanzaremos tanto la organización, como el volumen de ciudadanos concienciados que es preciso, para que se pueda producir el vuelco político necesario que dé comienzo a un Proceso Constituyente del que el pueblo sea agente principal. La segunda etapa.
Un proceso de este tipo, ha tenido lugar en los últimos años en varios países: Colombia, Bolivia, Ecuador, Islandia y Túnez. Y otros como Chile están en el comienzo. De todos estos procesos podemos aprender como en cada sitio se inició y transcurrió por una vía diferente, pero con varios puntos en común:
- El deseo expresado por parte de un porcentaje mayoritario de la población del cambio completo del marco legislativo constitucional con el fin de lograr dotarnos de las herramientas que devuelvan al pueblo su soberanía, protegiendo de forma efectiva los derechos de las personas, devolviendo a los ciudadanos el poder de control sobre las instituciones (verdadera soberanía popular) y privando de ese control a las élites económicas. Tanto los desencadenantes como la forma de organización de los ciudadanos fueron diferentes en cada uno de esos países.
- El logro, por parte de esta masa de ciudadanos empoderados y organizados, de un referendum vinculante que refrende el deseo de cambio. Una vez más, en cada uno de los procesos constituyentes que conocemos, se obtuvo este logro por una vía diferente.
- La puesta en marcha, (en cada sitio ha ocurrido por un procedimiento distinto), de una asamblea constituyente de la que los ciudadanos o bien han formado parte o bien han participado haciendo llegar sus propuestas legislativas, logrando que la constitución final sea una obra del pueblo. La ciudadanía organizada y con la experiencia obtenida durante la fase de empoderamiento popular, será capaz de saber que leyes necesita y cómo implementarlas.
No hay una única hoja de ruta, ni una sola forma de lograr esto, como demuestra el hecho de que 5 países diferentes lo hayan hecho por 5 vías distintas. Está claro que será un proceso muy complejo y por tanto no creemos que esté en la mano de un pequeño grupo de personas definir como sucederá, ya que, en parte depende de la reacción de las instituciones. Pero sobre todo porque debe ser la ciudadanía la que lo decida, y debemos estar preparados para que sea lo más inclusivo posible.