Gobierno de la Ciudadanía

Tras las elecciones del 20D parece hemos entrado en una situación indefinida cuya única salida sea la anticipación de nuevas elecciones, sin embargo por malo que sea el sistema político lo cierto es que hubo participación suficiente para que fuera posible un gobierno surgido de la decisión ciudadana. La ciudadanía ha hecho un esfuerzo de convivencia y acepta la diversidad de opiniones políticas de nuestra sociedad a pesar de las alteraciones poco democráticas que impone el sistema electoral o la exclusión de la mayoría de personas residentes en otros países.

Parece ser que son las dificultades de los partidos políticos para ponerse de acuerdo la principal traba. También es una dificultad que hayamos asumido que los gobiernos sean monocolor o de acuerdos entre partidos como si no hubiera otras posibilidades o no permitiera otra cosa el actual sistema institucional.

El rechazo ideológico o programático de unos partidos sobre otros no puede ser una excusa ya que si convivimos en la sociedad debe ser posible la convivencia en las instituciones y en el mismo gobierno para llevar a cabo la voluntad general. Nadie puede poner vetos a las decisiones que tome la sociedad por muy a disgusto que se sientan con ellas. Nadie puede exigir un determinado filtro ideológico al programa que se vaya a aplicar cuando la sociedad no hemos tenido la posibilidad de decidir sobre los programas sino que han sido los partidos quienes han tomados estas decisiones sin permitir a la sociedad participar en ellas.
Tampoco es de recibo que se usen los programas como arma arrojadiza cuando los mismos partidos los ignoran si les conviene o lo hacen tan laxo e indefinido que pueden adoptar justamente la postura contraria a la que difundieron en su día.

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Si las elecciones no resolvieron el problema del programa a aplicar es preciso abrir la participación popular para que con la ayuda de toda la sociedad lo podamos definir en un proceso ampliamente participativo que use mejores medios que la obsoleta papeleta de voto.

En algunas convocatorias municipales ya se han usado aplicaciones que han ayudado a definir los hitos de gobierno municipal (Madrid, Zaragoza y otras). Las aplicaciones son muy mejorables, especialmente su seguridad y su aspecto de deliberación (debate), pero su mejora es mucho menos costosa que una nueva convocatoria electoral.
Algunos partidos conscientes de la urgente situación social que vivimos han usado la indefinición del momento para hacer campaña electoral de propuestas, pero ¿es posible que seamos nosotros la ciudadanía la fuente de la democracia y no unos representantes que se lo han sacado de la manga justo tras la convocatoria electoral?. Si es posible, solo hay que querer, poner los medios y llamar a la participación.

La política de circo y corrupciones que vivimos no permite a algunas personas trabajar juntos, algo que no sucedería en cualquier empresa entre empleados. Los políticos están en su sitio para llevar a cabo los deseos expresados por la ciudadanía en las convocatorias de la democracia, no para imponernos gustos o disgustos personales o políticos. Si no es posible compartir gobierno con corruptos (así debiera ser) deberán encargarse los tribunales de ellos y no usar la excusa de la diferencia ideológica si nos han dejado decidir el programa a la ciudadanía.

Para formar gobierno y dejar a un lado estos problemas entre la clase política, y los propios de la ciudadanía que no conoce otras formas de democracia, es mucho mejor que cada partido proponga los candidatos a cada cartera ministerial para llevar a cabo lo que le corresponda del programa acordado por voluntad general de la ciudadanía y someterlos a un proceso de primarias mucho mas liviano y objetivo que los procesos electorales tradicionales ya que se evaluaría la competencia y los detalles que cada candidato aportara para la aplicación de esta voluntad general. Las primarias a gobierno formarían un gobierno basado en competencias y no en cuotas partidistas apoyándose en la voluntad general y no en pactos de despacho en los que siempre la primera víctima es la voluntad ciudadana.

Hay alternativa a las elecciones elecciones anticipadas, no necesitamos un gobierno de los partidos sino un Gobierno de la Ciudadanía